Llega el tiempo y se esfuman las personas, las estructuras y los alientos. Tan solo los recuerdos y las visiones permanecen indelebles en la propia piel del tiempo. Esa casa tiene diez años, y siempre hay una buena excusa para celebrar algo, y más si es rodeado de buena gente. Allí estuvimos casi todos los de Praga… otra excusa más. Algún día le arrancaré sus raíces y la llevaré junto al mar. Por el momento, me perderé en sus labios y morderé sus lágrimas. Gracias a todos los que estuvísteis, fue de esos días para enmarcar.
Y las de Praga